19/5/10

IMPARTIR JUSTICIA EN SERIO

La propuesta tumbesina pretende alterar sustancialmente el modo cómo se viene trabajando en las salas, es decir, exige a los jueces que dejen de rendir culto a la estadística "formal" y se comprometan con la función de impartir justicia en serio. Carnelutti, con razón, solía decir que no existe espíritu más conservador que el juez y el abogado de foro; pueden ser subversivos en sus ideas políticas pero defienden a muerte el mantenimiento de los hábitos judiciales adquiridos en el transcurso del tiempo.

Si cualquier corte superior peruana quisiera seguir el ejemplo de la de Tumbes, todo lo que tendría que hacer es programar el trabajo de tal suerte que, en un momento previo a los informes orales, los casos sean discutidos por el colegiado, con lo cual se llega a la Vista con el conocimiento cabal del caso. Por lo demás, si el diseño tumbesino requiere algunas modificaciones atendiendo a las particularidades de cada lugar, ellas serán realizadas por los jueces de cada Corte, creándose así un estilo de la Curia idóneo y eficaz.

No sólo se explotaría la inmediación que produce la oralidad, sino que además se daría al sistema judicial una imagen dinámica que tanto necesita. Y, por si fuera poco, se eliminarían las artimañas de muchos "intermediarios" del sistema, quienes suelen ponerle precio a la "primicia" e inclusive suelen "jugar" con la afirmación que su "labor" ha sido "determinante" para el resultado, en tanto se ufanan ser el "nexo" con el colegiado o con alguno de sus miembros.

La oralidad

Hans W. Fasching, jurista austriaco, define así nuestro tema: "... por principio de oralidad del proceso se entiende lo siguiente: el contacto entre las partes y el juez debe ser oral; por lo que a la decisión de la cuestión debe precederle una audiencia entre las partes y el juez, y solamente aquello que fue propuesto y actuado en esta audiencia puede fundamentar la decisión del juez".

Publicado en el diario EL PERUANO 03/11/2009

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